No conseguía encontrar a Robbie, entre tanto chico, era casi imposible. Intenté buscar al entrenador, pero a él, que era muchísimo más alto, tampoco lo veía. Los chicos me miraban extraños, ya lo dije yo, ¿qué hacía una azorada como yo allí? Por mucho que sea reportera no puedo escapar de ser una azorada.
-Janiz ¿verdad? – dijo alguien detrás de mí.
En un principio me sobresalte de repente, luego me viré y suspiré aliviada, por fin le encontré, a Robbie. Era bastante alto, moreno, con unos de color negro y era un poco fornido para ser jugador de fútbol.
-Sí – dije asintiendo.
Nos quedamos unos segundos en silencio, era normal que ninguno de los dos tuviera nada que decir, el nervioso porque le hagan una entrevista y yo nerviosa por tener que hacerla.
-¿Me permites hacerte algunas preguntas para el periódico del centro Venrio? – pregunte rompiendo el silencio antes de que se prolongará demasiado para mi gusto.
-Claro. Lo hacemos en las gradas si no te importa – dijo señalándolas detrás de mí.
Él fue delante de mí. Yo seguía su paso mientras miraba confundida mi libreta ¿qué podría preguntarle que no ofendiera por el tema de los últimos resultados? Me senté en las gradas a unos centímetros de él.
-Bueno, primera pregunta ¿Cómo ves al equipo? – pregunte preparándome para escribir todas y cada una de la palabras que salieran de su boca.
-Pues – se puso pensativo – Últimamente han decaído muchísimo, los defensas no consiguen parar a los delanteros rivales, además de que alguna veces llegan a estorbar hasta a el propio portero de su equipo. Por si fuera poco, los centrocampistas ya no hacen el control del juego del equipo, si no que algunos suben a atacar, otros a defender y nunca hay nadie que controle el juego o la posesión de la pelota. Mientras que los delanteros, fallan las ocasiones más claras, y no presionan la salido del balón rival.
Mi cara era de un asombro trepidante. Me faltaban algunas conjugaciones, pero lo principal lo tenía totalmente escrito. Las cosas no es que fueran demasiado bien en el equipo, esos fallos son no recomendables si se quiere llegar a ser un jugador de fútbol profesional algún día…
-Vale – dije lentamente – Segunda pregunta ¿Hay buena relación en el equipo entre los jugadores?
-Esa pregunta es un poco, bueno, bastante rara ¿Por qué no íbamos a llevarnos bien entre nosotros?
-Primero, las preguntas las hago yo, segundo, he escuchado que hubo una pelea en el vestuario tras el último partido, entre el defensa Tereo y el delantero Javier.
-¿De verdad?
-A mi no me engañas…
-Vale, si, hubo una pelea. Solo esa simple y única pelea.
-¿Y a que vino?
-Pues, Tereo le estaba echando en cara a Javier la oportunidad fallida de marcar en aquel penalti, que fallo increíblemente mal, al tirarlo al espacio exterior. Javier respondía que Tereo había dejado pasar fácilmente a los delanteros rivales además de que estorbaba a nuestro guardameta y no solo eso, también dice que hizo una idiotez al provocar la falta con la que les permitió marcar el último gol…
-Vaya. Tenias razón, esta el equipo que da pena a sus aficionados y risa a sus rivales – dije sonriendo nerviosa.
-Y que lo digas…
-Vale. A la pregunta que te dije antes, ¿me podrías dar una respuesta?
Robbie suspiro y luego agacho la cabeza, mientras respiraba profundamente, levanto otra vez la cabeza y asintió.
-A eso puedo decir que el equipo se lleva de maravilla, hay algunas peleas de vez en cuando a causa de el enfado e ira que nos llega a muchos cuando perdemos el partido, las peleas son simplemente echar en cara los fallos de los compañeros, aunque ellos también hayan hecho esos fallos u otros durante el partido, que enfadan a los otros del equipo. Pero ante todo, nos llevamos completamente de maravilla y las peleas no son ni normales en el equipo.
-Vaya – dije mientras escribía rápidamente todo lo que había dicho.
-Tercera pregunta ¿Es verdad que las animadoras van a empezar a jode… digo, a animar al equipo?
-Sí. Para eso están. Lo que yo me pregunto es porque han tardado tanto tiempo en hacerlo. Entre preparativos y demás, no nos han llegado a animar ni un solo partido en lo que llevamos de curso. Ni siquiera nos felicitan cuando ganamos ni nos animan cuando perdemos, hasta nos ignoran cuando vamos por los pasillos entre clases. Por lo menos los vigilantes de los pasillos si que lo hacen, son unos fans lanzados de cabeza – dijo echándose a reír.
Escribí rápidamente todo lo que decía mientras sacaba una diminuta sonrisa en mi rostro ¿Debería escribir lo de los vigilantes? Creo que sí, la opinión personal del capitán también cuenta. Además, le haría un favor a Lucas que es un vigilante los Martes entre las 12:30 hasta las 14:30.
-Oye – dijo Robbie - ¿Vas a venir al próximo partido?
-Mm… no lo sé. ¿A qué viene eso? – pregunté sorprendida por la repentina pregunta.
-Porque así, si ganamos, consigas ponernos en la portada del periódico – dijo con una sonrisa orgullosa.
-Eso no es cosa mía. Pero, intentaré convencer al director, esperemos que el fotógrafo también vaya al partido – dije sonriendo forzada.
Antes de que pudiera decir nada más, Robbie se levanto de la grada y bajo por las escaleras. ¿Ya esta? ¿Ese era todo el tiempo que tenía libre para responder a unas simples preguntas de una reportera? ¡Da igual! Con esto me basta… ¡No! Con esto no da ni para media página. Pero bueno, he hecho lo que he podido…
-¡Hola! – grito delante mía Alan.
-Hola – dije triste.
-¿Qué te pasa? – pregunto sin despejar la sonrisa de su rostro.
-Esto me pasa – dije enseñándole la libreta.
-Vaya, si que es corta – dijo mirándola completamente – Pero ¡no pasa nada! No es que el capitán sea un tipo de muchas palabras. De todas formas, no ocurrirá nada, dile que Robbie no tenía tiempo y tampoco es que hablará mucho.
-¡Mmm! – escupí enfadada.
-¡Que no pasa nada! Además, si se quejan, que lo hagan ellos – dijo Alan mirando la cancha en la que entrenaban sus compañeros.
Yo me levanté de la grada, pase al lado de Alan, y baje las escaleras. Cuando me encontré abajo, me dirigí hacia el edificio del centro. La parte positiva es que había perdido la clase de Química del fan de Crepúsculo. Ya quisiera tener que no volver a pisar esa cancha, pero lástima, yo soy la reportera del equipo de fútbol ¡¡Maldito director del periódico!!
Sin darme cuenta ya estaba dentro del edificio. Me dispuse a ir a clase de Química a sufrir los últimos minutos de clase, pero en ese momento el timbre sonó. Que suerte que tengo. Sonreí mientras caminaba por los pasillos, todos los chicos y chicas iban de un lado a otro, cambiando de clase, cambiando sus materiales para su siguiente clases en la taquilla y como no, algunos charlando lo aburrida o emocionante que ha sido su clase. Yo de eso no podría hablar, ya que clase, precisamente clase, es lo que no he tenido en lo que he estado fuera, en la cancha.
-¡¡Bam!! – grito Lucas a Jessica.
Se encontraban delante de mí. Hablando mientras cogían las cosas de su taquilla.
-¿Qué tal? – pregunto Lucas ignorando los insultos de Jessica por el susto.
-Yo perfectamente – dijo forzando una sonrisa que no contuviera decepción.
-¡¿Perfectamente?! ¡¡Si la clase de Química ha sido un caos!! Se escuchaban los gritos de vuestro tutor, hasta en la sala de Música de la planta de arriba – dijo Jessica sorprendida (además de sorprenderme a mí)
-¿De verdad? – pregunte incrédula.
-¿Dónde has estado? – pregunto Lucas analizándome.
-Me obligaron a hacerle una entrevista a Robbie Lionel – dije mientras intentaba mantener una sonrisa que amenazaba con esfumarse.
Jessica me miro con una mirada cómplice y luego se acerco a mí con una sonrisa en los labios que tenía pintados de un rosa con tono fucsia.
-¿Y no me lo vas a presentar? – pregunto Jessica mientras sonreía divertida.
-Oye – dije dándole un ligero empujón – Yo aquí no estoy para ser la mensajera del amor juvenil de este centro.
-Vale, vale – dijo esta con los ojos entrecerrados.
-Vale. Genial. Veo que te ha librado de tu profesor – dijo Lucas intentando echar nuestra “conversación” de nuestras bocas.
-No me hables de ese profesor – dije mientras suspira.
-¿Qué le pasa? – pregunto Jessica.
-¡Lee la saga de Crepúsculo! – chille mientras intentaba darme de cabeza contra la taquilla que tenía delante de mí.
-Es gracioso, pero no le veo lo malo – dijo Lucas pensativo.
Es verdad, ni Lucas ni Jessica, saben que Jeremy es un vampiro. Vaya, ahora me siento rarita, pensar que puedo ser la más azorada del mundo, esto es especial y único en la vida, y ¡me ocurre a mí! ¿Por qué? Tenía una vida normal, y ahora cada vez que doy un paso, alguien me intenta matar o me dice que no es un humano, sino otro ser. Vamos, una vida que da miedo a cualquiera que no lo haya sufrido como yo. Pero, por lo menos sigo viva…
-¡Janiz! – grito otra voz que me vuelve a sacar de mis pensamientos.
-¿Sí? – dije dándome la vuelta – Vaya. Nefarian ¿qué quieres?
Sonreí de una manera divertida o algo así, porque se puso a reír de una manera que no era ni normal.
-¿De qué te ríes? – dije borrando repentinamente la sonrisa de mi rostro.
-¿Ese no es el amigo de Jeremy? – me susurro al oído Jessica.
Yo solo asentí con un murmullo, que debería de ser un “Sí. El mismo”
-No me rió de nada – dijo Nefarian intentando aguantar la risa mientras ponía una cara de seriedad que no se creía ni él.
-Sí claro. Bueno, ¿qué quieres? – pregunte intentando matar con la mirada.
-Pues, como decirlo… - hizo una pausa y se puso pensativo – Nos vamos dentro de 3 días, tanto del centro como del país.
-¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! – grite sin importarme donde me encontraba.
-Por lo que tú ya sabes – dijo con la voz entristecida.
Es verdad, me había olvidado de que dentro de esos 3 días, Jeremy y Nefarian se convertirían en vampiros completamente, y ya no podría salir a la luz del Sol, se habrían convertido en lo que muchos llaman “Los hijos de la noche”. Nefarian me sonrió reflejando toda la tristeza en esa sonrisa forzada y luego se fue.
-Lo siento – dijo Jessica abrazándome.
Yo ignore totalmente el abrazo, mientras seguía mirando directamente al frente, pensando que esto no me podría estar pasando a mí. Pero, ante todo, sabía que este día llegaría, pero, no creía que fuera tan pronto. Tengo que admitir que yo ni nadie hubiéramos imaginado que mi vida tendría un gran rodeo como este.
-Oye, tranquila, que aún puedes aprovechar lo que os queda – dijo Lucas sonriéndome mientras Jessica me soltaba.
-Tranquilos, no pasa nada – balbucee mientras por mis mejillas resbalaban lágrimas.
-¿Cómo que no pasa nada? – pregunto irritada Jessica – Así no engañarás a nadie.
-Aunque me cueste admitirlo, Jessica tiene razón. Vamos luego al cine, ¿qué te parece? Tú invitas a Jeremy y a su amigo – dijo Lucas con una gran sonrisa.
Yo dude un momento y luego asentí mientras me empezaba a alegrar, seguro, que esto, ayudaría bastante a que me alegre. De todas formas, tenía que haber estado adaptada desde antes, para que no me hubiera quedado en este shock cuando lo hubiera escuchado.
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