Alan leía una y otra vez el hechizo, intentando comprenderlo. Por más que lo leyera no lo comprendía. Se levantó de la silla y se puso a dar vueltas alrededores de la gran mesa donde estaba el libro de hechizos, mientras lo miraba rendido y cansado. De repente, oyó el timbre de su casa, así que salió del sótano rápidamente, se dirigió a la puerta y abrió. Por un momento se extraño, ahí estaba Nefarian y Jeremy, pero había alguien más con ellos.
-¿Quién es el pelopincho? – pregunto señalándolo.
-Este es Roger, un vampiro – dijo Jeremy mientras el mencionado saludaba con un movimiento de cabeza.
-Sé que es un vampiro. Os recuerda que la nariz de un brujo puede diferenciar las especies – recalco Alan.
-¿Y por que hueles a licántropo? – pregunto Roger.
-Para que los vampiros no sepan que soy un brujo y me pidan que les lance un hechizo con el se hacen más fuerte –añadió.
-Vaya, pero ¿sabes que al oler a licántropo te querrán matar?
-Ya lo sé. Pero soy lo suficientemente fuerte para matarlos yo a ellos. Además, en este pueblo nunca llegan muchos vampiros, excepto en esta ocasión que ha llegado un grupito de ellos.
-Ya, es decir ¿no es normal vernos por aquí?
-Para nada, excepto Nefarian y Jeremy que fueron convertidos aquí – dijo Alan señalando a los mencionados, quienes estaban en otro mundo.
-Oye Alan – intervino Jeremy como si volviera de un transe - ¿Podemos pasar al sótano a ver al recién convertido?
-Claro, pasad – dijo dejando espacio para que pasaran.
Ni siquiera se pararon a observar la casa siguieron ciegamente a Alan hacia el sótano. Lugar lleno de estanterías repletas de libros de hechizos y los orígenes de la magia. Alan hizo un gesto para que los tres se sentarán en unas sillas que rodeaban la gran mesa, mientras que Alan se sentó en el sitio que ocupaba minutos antes, delante del libro de hechizos.
-¿Qué hacemos? – pregunto Alan.
-Pues, creo que primero formar un grupo para poder acabar con el otro grupo ¿no? – contesto Roger.
-Tiene razón. De momento somos yo, Nefarian, Roger y Alan – dijo Jeremy señalando a cada uno de los mencionados.
-¿Bastantes? – pregunto Nefarian.
-Ni idea. No sabemos cuantos son – dijo Jeremy.
-Vaya, pero será mejor, que cuantos más seamos, más posibilidades – dijo Roger.
-Sí. Pero es que no habéis contado a Elizabeth – dijo Alan.
-¿Elizabeth? ¡Es una niña de ocho años! – exclamo Jeremy.
-No sé tú, pero a mi aún me duele el cuello de cuando me agarró esa piel rojilla – intervino Nefarian tocándose el sitio mencionado.
-¿Quién es Elizabeth? – pregunto Roger.
-Es la vecina de enfrente de la chica, Janiz. Es una niña embrujada – dijo Nefarian – Nos intento matar porque creía que habíamos matado a su padre, un cazavampiros. Cuando Janiz la convenció de que estaba vivo, se hicieron amigas y nos perdonaron la vida.
-Bueno, tú pensabas dársela de comer a los animales del bosque y sino recuerdo mal, tenías una hacha para decapitarla hasta que Janiz te convenció de que ya no nos iba a hacer nada.
-Me estaba protegiendo – se defendió Nefarian.
-Vale, vale. Entonces esa chica nos sirve – dijo Roger.
-Pero tiene ocho años – siguió Jeremy.
-Pero si casi nos mata – dijo Nefarian.
-Pero es una niña pequeña.
-Pero está embrujada.
-Pero tiene una vida familiar.
-Pero tiene a un demonio dentro.
-Pero…
-¡Nada de peros! – exclamo Alan harto de la conversación - ¡Elizabeth quiere ayudar y esa es la cuestión!
Jeremy refunfuño algo imposible de entender y luego mato con la mirada a Alan. Este solo miraba serio al vampiro.
-¿Y el nombre? – intervino Nefarian en la pelea de miradas.
-¿Qué nombre? – pregunto Jeremy.
-El del grupo – explico Nefarian.
-Estaría bien “Los anti-vampiros” – dijo Roger.
-Pero vosotros también sois vampiros – dijo Alan.
-Pero nosotros somos los buenos, además, no queda nada bien “Los anti-vampiros malvados” – dijo Nefarian.
-Cierto – dijeron Roger y Jeremy al unísono.
-Vale, seremos “Los anti-vampiros”. De momento somos cinco; tres vampiros, un brujo y una niña embrujada. A la cual debemos avisar de que forma parte del grupo – dijo Alan.
-Oye Alan, ¿podemos tener la base aquí? – pregunto nervioso Nefarian.
-¿Una base? – pregunto Roger.
-No hay problema. Mis padres se han largado de aquí y me han dejado la casa para mi solo – dijo orgulloso Alan.
-Nosotros vivimos lo suficientemente solos. Además nuestros padres creyeron que nos fuimos del país y por eso se largaron para buscarnos – rió Nefarian.
Roger y Alan miraron a los dos vampiros extrañados.
-A mi no me miréis, fue idea de este – dijo el moreno señalando a Nefarian.
Nefarian solo se rió viendo la cara de los dos de enfrente. Alan cambio la cara de asombro a la de aburrimiento y suspiró como si ya lo supiera y fuera algo de lo más normal en el castaño.
-Vale, dejamos eso a un lado y pasamos a lo importante ¿Si nos encontramos con otros vampiros los unimos a nuestra causa? – dijo mientras miraba al techo.
-Ja. No. Somos ya bastantes vampiros, así que, habrá que buscar otros seres. Vamos, más brujos, más niñas o niños embrujados, como si un licántropo – dijo Nefarian contando con los dedos.
-No habrás más brujos, yo soy el único – se quejo Alan.
-¡Meec! Respuesta incorrecta. Seamos sinceros, para eso que haya uno de cada especie, no te jode. Jeremy, Roger, lamento informaros de que estáis nominados a abandonar la casa – dijo Nefarian haciendo un gesto para que largarán.
-Esto no es “Gran Hermano”. Y si se tiene que largar alguien, ese eres tú Nefarian – dijo Jeremy.
-¿Sabéis? Cuando dijes que erais unos graciosillos no creí que lo fuerais tanto – dijo Roger mientras se toqueteaba las puntas.
Nefarian sonrió levemente mientras reía casi emocionado.
-¡Dejemos las idioteces y vayamos al grano! – dijo Alan levantándose de la silla – Seguidme.
Los tres vampiros le obedecieron y se levantaron de la silla, dirigiéndose hacia el sitio que indicaba Alan. Enfrente de ellos, había una gran cortina roja.
-Muy bonita. ¿Por qué nos la enseñas? – pregunto Nefarian mirándole fijamente.
-¿No te extraña que haya una cortina en un sótano? – pregunto Jeremy.
- Y que encima este cubriendo algo – continuó Roger.
-¡Vale! ¡Vale! ¡Vale! Ya lo he pillado, gracias – dijo en tono repugnante el castaño.
Alan suspiro cansado y tiro la cortina, la cual tenía tras ella una puerta mediana de acero, cosa que fascino a los vampiros.
-La puerta esta protegida por un hechizo. Por lo que el acero no es el único problema para los que quieren asaltarlo o los que intenten escapar – chuleo Alan.
-¿Intenten escapar? ¡¿Metes personas hay dentro en vez de objetos?! – pregunto acojonado Roger.
-Haber, solo los que analizo – dijo provocando el suspiro de Jeremy y Roger.
-Pero, igualmente, analizas personas que no están muertas – replico Nefarian.
Los otros dos vampiros fusilaron con la mirada a Alan, que se daba leves golpes contra la puerta de acero insinuando que era un idiota por haberles dicho lo de encerrar personas.
-¡Dejadlo! ¿Vale? – exclamo Alan ya cansado – No os meteré a vosotros.
Antes de que alguno de los tres dijeran algo, Alan levanto la mano insinuando que no hablaran más con él. No les soportaba. Alan chasqueo los dedos y la puerta de acero se abrió.
-¿Ya esta? ¿Este es el gran mecanismo que funciona con un hechizo? ¡Que pérdida de tiempo! – dijo Nefarian alargando la palabra “pérdida”.
Alan mirando amenazante al castaño y este aparto la vista de él y se cruzo de brazos como si intentase decir que con él esa mirada no le funcionaría para nada. Volvió su mirada de nuevo a la puerta y entraron. Estaba todo oscuro, pero una tenue luz, dejaba ver a un hombre inconsciente que estaba amarrado en una mesa, con la boca amordazada.
-¿Este es el convertido? – pregunto Nefarian mirándole.
-Ajá – afirmo Alan mientras asentía.
Jeremy sentía que el mundo se le caía encima. No podía ser…
-¡No pude ser! – exclamo mirando al hombre amarrado.
-¿Qué pasa? – pregunto con preocupación Nefarian.
-Es… el hermano de Janiz – consiguió decir Jeremy mientras las lágrimas se amontonaban en sus ojos por querer salir.
-¡¡¿Qué?!! – pregunto desesperado Nefarian.
Nefarian miro instintivamente al hombre amordazado y lo observo. Nunca le había conocido pero tenía cierto parecido con ella.
-¡¡Dime que es una broma!! – dijo agarrando del cuello de la camisa a Jeremy.
Jeremy no aguanto más y las lágrimas surcaron hacia abajo por su rostro.
-No es una broma. ¡Están acabando con su familia! – exclamo el moreno mientras se soltaba de su amigo.
Jeremy se viro un poco, apartando la vista del hermano de Janiz. No podía creer lo que veía. ¿Era esto una broma del destino? Su vida se había ido al traste. Aunque Jon le odiaba y le echaba la culpa a él de la desaparición de Janiz, tenía en él a alguien que sentía su frustración, que sufría más que él y por lo que no podía quejarse. Él le había demostrado la verdad… Jeremy había tenido la culpa de que Janiz desapareciese y que haya sido la cena de unos chupasangres como él, que no tenían un solo síntoma de sentimiento como el que tenía él y Nefarian.
-Todo esto es culpa mía – susurro cabizbajo.
Alan le ignoró y miraba fijamente a Jon.
-Sea quien sea, habrá que matarlo. Es un vampiro que al ser convertido por un ser de la noche que desprecia a los humanos, será igual que él. Haya sido él un hombre tímido o humilde, ya vera a los humanos como una raza impotente e inútil – dijo Roger sin importarle nada más.
-¡¡No lo toquéis!! – exclamo Jeremy empujando a Roger.
-¡Es un vampiro! ¡Ya no puedes hacer nada! – replico este.
-¡¡Me da igual!! – gritaba Jeremy.
La voz de Jeremy se desgastaba por momentos. Las palabras que salían de su boca estaban llenas de odio y tristeza, mientras que empezaba a tener problemas para decir una simple sílaba.
-¡Jeremy escúchame! – dijo Alan – Roger tiene razón. No podemos hacer nada. Es un vampiro, ya no tiene nada que ver con Janiz. Puede tener esos recuerdos con ella, pero no los sentirá como lo hacía antes. Además, ella ya no le echará en falta.
-¡El alma de cuando era humano se ha muerto! – sentenció Roger - ¡Ahora esta con ella!
-¡No sabemos si esta muerta! – se metió en la discusión Nefarian.
-¡La hayan convertido o la hayan matado, su alma esta muerta!
-¡Que te calles! ¡Tú no la conocías!
-¡¿Hace falta conocer a alguien para saber que esta muerto?!
Esa frase había vuelto loco a Jeremy, que sin pensárselo dos veces se tiro sobre Roger y le pego un puñetazo en la cara. Roger se resistió y empujo a Jeremy, haciéndole chocar contra la mesa en la que estaba amarrado el causante de la discusión. Jeremy se levanto matando con la mirada Roger, que también se levantaba. Alan y Nefarian, que no habían intervenido en el combate, decidieron intervenir en este momento y para ello, se dividieron para agarrarlos. Roger fue agarrado por Nefarian y Jeremy por Alan.
-¡Te mataré! ¡¡Así sabremos como saber cuando uno muere!! – exclamo Jeremy hacia Roger intentando que Alan le soltará de los brazos.
-¡No si lo hago yo primero! – respondió el pelopincho intentando librarse de Nefarian, que lo sostenía cogiéndole de las muñecas.
Nefarian y Alan sabían que no se lo podrían quitar fácilmente de encima, ya que seguirían peleando. Ambos se asintieron mientras cruzaban su mirada y golpearon con la mano en el cuello de los que sujetaban…
… y estos cayeron instantáneamente al suelo quedando así inconcientes.
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