Jeremy miraba desconsolado el suelo bajo sus pies, sentía que el mundo le había arrebatado algo que el iba a recuperar, costará lo que le costará. La misma frase resonaba en su cabeza, ¿de verdad Janiz sería capaz de convertirse en la novia de ese tal Marcus? A veces pensaba que su vida de vampiro era mala, pero, tras esta situación, estaba aún peor. “El mundo se me tendría que caer encima tarde o temprano” decía el moreno. Nefarian y Alan miraban de vez en cuando de reojo a Jeremy. Caminaban por las calles vacías, ¿quién estaría por las calles a las cuatro de la madrugada? Ellos, pero estaba claro, que el menos usual era Alan, ya que este, podía salir al Sol, no como Nefarian y Jeremy.
-Que alguien me diga que es una broma, por favor – suplico Jeremy por décima vez desde que habían salido de aquel callejón que iba a traumatizar durante toda la vida a los tres jóvenes.
-Yo nunca llegué a pensar que esto pasaría, era lo menos probable – decía Alan mientras miraba al desconsolado de Jeremy.
-Sé que no es lo mejor que diga esto pero… ¿Ricky Martín no es un cantante famoso? Esos dos tenían unos nombres que eran como un juego de palabras – reía Nefarian, que llevaba todo el rato con la mano en los bolsillos mientras miraba las estrellas.
-Tienes razón – afirmo Alan.
-¡Ves! Ya te dije que me sonaba de algo y sabía que era un cantante – dijo Nefarian sonriendo burlón.
-No. Digo que tienes razón en que no es lo mejor podrías decir – se quejo Alan.
Nefarian miraba sorprendido a su compañero y luego miro a Jeremy, ambos conservaban un semblante frío y vacío. Puede que a él le costará admitirlo, pero a él también le molestaba lo que había pasado y intentaba evitar todo lo que había pasado para no molestarlos a ellos, pero, igualmente, dijera lo que dijera, ellos iban a estar así por un tiempo.
-¿Sabéis? Yo nunca os lo he dicho pero…
-¡Cállate Nefarian! – interrumpió Jeremy.
Nefarian le saco la lengua y le miro con los ojos entrecerrados.
-No sabéis lo que os perdéis – dijo sacando sus manos de los bolsillos y colocándolos detrás de su cabeza.
-¿Sabes lo que yo no te he dicho, Nefarian? – dijo de repente Jeremy.
-¿Qué? – dijo emocionado el castaño.
-Que eres un completo pesado y que a veces no causas más que problemas – gruño el moreno mientras enseñaba los colmillos.
Nefarian miro amenazante a Jeremy. Sabía que su amigo estaba invadido por la tristeza y la ira, pero, eso no era una excusa por la que tratarle de esa manera. Él era su mejor amigo y aún así es capaz de decir esas cosas. Nefarian agacho la cabeza y en un parpadeo ya no estaba con ellos.
-Creo que te has pasado – dijo Alan mirando de reojo a Jeremy.
-Tarde o temprano alguien debía de decirle la verdad – respondió este mientras observaba donde segundos antes estaba Nefarian.
-Pues yo te diré tu verdad. Nefarian puede parecer un completo idiota y meterse en líos. Pero igualmente esta contigo y esta intentando animarte como buen amigo que es – dijo emitiendo una pequeña sonrisa el castaño.
Jeremy cerro los ojos y volvió a agachar la cabeza. En esta ocasión, algunas lágrimas cayeron al suelo por el que pasaba.
-Yo no me puedo creer que esto me este pasando. Nefarian y tú sois los únicos que me ayudáis y así os lo pago. ¡Pero no puedo aguantar con esto! – grito levantando la cabeza en la última frase.
-Jeremy. ¿Sabes? No siempre es bueno dejarse llevar por las emociones. De vez en cuando te puedes llevar un buen golpe. Así que, escúchame atentamente – dijo parándose para que el llegará a su altura. Le puso las manos en sus hombros y sonrió – Janiz no se irá con ellos porque yo recuerdo a ver visto un hechizo en un libro en el que uno puede hacer perder los sentimientos de un vampiros que se han pasado a un convertido, es decir, a Janiz. Pero solo funcionará si lo hacemos antes de que sea completa.
-¿De verdad? – pregunto Jeremy emocionado.
-Sí. Entre los tres conseguiremos llegar hasta a ella para hacer el hechizo. Conseguiremos que vuelva a tener los mismo sentimientos de antes – dijo sonriendo.
Jeremy miraba a Alan con sus ojos azules brillar emocionado. Mientras tanto Nefarian iba por la calle contraria refunfuñando.
-La próxima vez se puede meter sus insultos por donde le quepa.
Nefarian paro en seco al sentir unos pasos cercanos. Se pego a la pared y miro atentamente por la esquina que un hombre caminaba tranquilamente y silbando por la calle. Nefarian suspiro, pero en un segundo el hombre se encontraba delante de él y le sonrío, cosa que el devolvió, pero...
-¡¡Cuidado!! – grito Nefarian al ver una sombra abalanzándose detrás de el hombre.
-¿No has oído algo? – pregunto Jeremy mirando hacia atrás.
-¿Yo? Nada. Además tú eres el vampiro, tienes los sentidos más desarrollados – dijo Alan con una pequeña sonrisa en el rostro.
-Va. Serán payasadas mías. Ahora escucho hasta tonterías – dijo Jeremy poniéndose las manos en los bolsillos y continuando el camino hacia la casa de Elizabeth.
Alan y Jeremy siguieron caminando tras escuchar ese sonido. Un sonido que estaba claro que no iba a ser nada bueno para nadie…
***
Edward ofrecía una falsa sonrisa ha los cuatros vampiros que se encontraban delante de lo que el llama “portable”. La única chica del grupo era la que lo usaba y los demás observaban intentando aprender como se podría hacer eso que ella hace. Martín y Ricky, que eran los más viejos del grupo que gobernaba Marcus, no tenían ni idea de tecnología. Mientras que Roger, que era el segundo más joven después de Janiz, se había olvidado de cómo se usaba un… ”portable”. Todos los del grupo estaban empezando a querer a aprender a usar el “portable” y Janiz se ofrecía completamente a enseñarles a usarlo. Según ella, en cuanto Roger se acuerdo de cómo se usaba, empezará a impartir clases de “portable” también.
-¿Para que me habéis llamado? – dijo Edward con una mueca de agobio.
-Edward necesito tu opinión – dijo Janiz levantándose de la silla para que Roger tomará el mando del “portable”
-¿En qué exactamente? – pregunto el vampiro de 64 años (En vida, en apariencia aparenta la de un treintañero)
-Tú eres como mi hermano. Bueno, ¡todos sois como mis hermanos! Pero te pido consejo a ti que eres el que más experiencia tiene de aquí – dijo Janiz de forma coqueta.
-¿En qué? – volvió a repetir el moreno.
-Pues, quiero que me aconsejes que maneras de torturar son las mejores – dijo tan tranquila Janiz mientras sonreía feliz.
-¿Formas de tortura? ¡Hay muchísimas! Preguntas al hombre adecuado – exclamo Edward por una vez contento con la morena.
-¿Me las puedes decir? Es más, quiero las mejores y las que más hagan sufrir – explico Janiz mientras posaba la mano en el hombro de Edward.
-Con mucho gusto – decía contento Edward – Pero ¿por qué lo necesitas saber?
-Porque, si no matamos a esos dos malditos vampiros cuando nos los encontremos otra vez, nos los llevaremos y los torturaré – sonrío de una forma dulce pero escalofriante que hizo que el miedo saliera a la luz por primera vez en Edward con una chica.
-No hay problema – dijo guiñándole un ojo a la morena.
-¡Ricky no toques esa tecla! – se quejaba Roger.
-¡Me vuelve a tocar a mí! – dijo Janiz mientras quitaba a Roger de su sitio – Mañana por la noche robaremos unos cuantos portátiles más.
-¿Portátiles? – pregunto extrañado Martín.
-Esto se llama portátil, solo que Edward le llama “portable” – dijo Janiz mientras se reía.
-Vaya – dijo entusiasmado Ricky – Luego me dejas a mi ¿eh?
***
-¿Sabes exactamente donde esta su casa? – pregunto Alan a un Jeremy distraído que miraba las casas con desinterés.
-Sí. Yo venía por aquí para ir a la casa de Janiz. Elizabeth era su vecina de enfrente – dijo Jeremy con tono triste.
-Ya veo – decía Alan mirando animadamente a Jeremy.
No tardaron mucho en llegar hasta donde se encontraba la casa. Jeremy miraba de reojo la casa de Janiz. Si en algo si que estaba contento es de que el hermano de Janiz estuviera ahí dentro completamente vivo.
-Oye Jeremy – le llamo Alan - ¿Tocamos el timbre?
-No creo que haga falta – dijo Jeremy justo cuando el árbol de al lado empezo a moverse.
-Pero ¡¿qué demonios…?!
Antes de que Alan terminará la frase, dos de las ramas se enrollaron en los tobillos de ambos y los empujo contra la ventana que en esta ocasión se encontraba abierta.
-Nefarian tiene razón. Esto mola – decía un sonriente Jeremy.
Alan se levanto completamente asustado mirando los alrededores de la habitación.
-¡Hola chicos! – dijo Elizabeth apareciendo desde las sombras.
-¡Joder que susto! – exclamo Alan al verla salir así de repente.
-Eres un cobarde Alan – dijo Elizabeth sonriendo.
-Si vienes así… - decía el susodicho mientras miraba al suelo sonrojado.
-¿Qué quieren de mí, mi queridos vampiro y brujo? – pregunto sonriendo.
-Necesitamos que nos ayudes – dijo Jeremy.
-¿En qué exactamente necesitáis mi ayuda?
-Queremos que luches junto a nosotros para traer de vuelta a Janiz y echar a ese grupo de vampiros que ha llegado al pueblo – dijo Alan.
-¿T-t-traer de vuelta a Janiz? ¡¿Janiz esta bien?! – pregunto preocupada mientras se acercaba desesperada Alan.
-Bien… ¿significa viva? – le pregunto el castaño a Jeremy.
-¿A qué te refieres? – pregunto la niña mirando atónita al brujo.
-Janiz ha sido convertida en vampiro, Elizabeth – respondió Jeremy.
-¿Qué que? ¡¡¿Y vosotros no habéis hecho nada?!! – grito Elizabeth.
-¿Cómo que? – pregunto Alan mientras se sentaba en el suelo.
-No lo sé – dijo ella triste mientras una lágrima resbalaba por su mejilla.
-Por suerte, Alan ha encontrado un hechizo para devolverle los recuerdos y los sentimientos para conseguir que no odie a los humanos y vuelva con nosotros – dijo Jeremy con una sonrisa tranquilizadora para Elizabeth.
Elizabeth forzó una sonrisa que hizo que la sonrisa tranquilizadora de Jeremy, se volviera triste de repente. Se sentía muy mal y no creía que lo que le estaba pasando fuera real. Alan le dio una palmada en la espalda intentando animarlo e intento hacer una de las sonrisas burlonas de Nefarian, aunque, lo hizo tan mal y tan complicado que en vez de animarlo le hizo carcajear de risa. Elizabeth sonrío esta vez más alegre mientras los observaba negando con la cabeza. La sonrisa le había hecho recordar en Nefarian.
-¿Dónde esta Nefarian? – pregunto.
Jeremy y Alan se callaron de golpe y miraron al suelo avergonzados.
-Tuvimos una discusión y se separo de nosotros – explico Alan al ver la cara desconsolada del moreno.
-¿Una discusión? ¿Es posible una discusión entre Nefarian y Jeremy? – pedía explicaciones la niña - ¿No estarás tu de por medio, Alan?
-¡Yo no he tenido nada que ver! – exclamo mientras negaba bruscamente con ambas manos – Ha sido por… ¿Por qué a sido?
Jeremy seguía mirando al suelo y no tenía motivo alguno para levantar la cabeza. Aunque, se armo de valor y la levantando lentamente para mirar con unos ojos acuosos que amenazaban con soltar las lágrimas para que surcarán su rostro entristecido.
-No sé porque – se lamento dejando pasar un par de lágrimas – Estaba tan furioso que no me entere porque nos peleábamos. No me entere de nada. Nunca me entero de nada.
-Deja de lamentarte. ¡Es Nefarian! Seguro que se reirá y volverá enseguida – dijo Alan sonriendo y levantando las manos.
-La verdad es que siempre ha sido así. Sería raro que cambiará – añadió el propio Jeremy.
-¿Veis? No hay porque alarmarse – se unió a la conversación Elizabeth – Por cierto, ¿dónde creéis que habrá ido?
-A vuestra casa ¿no? – pregunto Alan señalando a Jeremy.
-Nefarian no es de esos que se van a casa tras una discusión. Más bien huía de su casa cuando discutía con sus padres, por lo que, no habrá vuelto a casa. Claro. Hasta que piense que debe ir a pedir perdón y volver a casa. Él siempre lo sigue haciendo, era una manía de niño que siempre ha tenido – explico Jeremy.
-Entonces no hay de que preocuparse – sonrío Alan.
-¡No! – gruño asustada Elizabeth – Si esta solo con esos vampiros le puede pasar algo.
Las palabras de Elizabeth hicieron que a Alan y a Jeremy les sucumbiera un enorme escalofrío haciéndoles pensar que algo bueno no había pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario