Un chico de no más de 25 años y no menos de 20 miraba desde los tejados a la gente que caminaba por la calle. El chico era rubio y de pelo corto, el cual solo le llegaba al cuello, también tenía unos ojos de un verde esmeralda. Su vestimenta no era lo que se podía esperar al verle físicamente; vestía con unos vaqueros largos de color azul y una camisa de color azul con rayas con unos extraños símbolos, mientras que tenía una chaqueta encima de la camiseta, sin la cremallera, dejando ver esa camiseta y que el viento elevará la parte baja de la chaqueta. Otro hombre apareció entre las sombras detrás del chico y este solo le miro de reojo de manera cansada.
-¿Cuántos? – pregunto el chico.
-De momento han transformado a tres – dijo el hombre de las sombras.
-¡Dije cuatro! – gruño virándose repentinamente el rubio.
-Un brujo intervino cuando estaba transformando a uno. Según el vampiro que fue atacado, ese hombre debería estar transformado – explico con miedo el hombre.
-¿Sabes sus identidades? Me refiero a los que han traído.
-Pues sí; los hermanos Ricky y Martín transformaron a dos, uno se llamaba Steve y el otro Joshua. Mientras que aquel novatillo ha transformado a un tal Edward – dijo el hombre de las sombras soltando una risilla en el último nombre.
-¿Tanta gracia te da que se llame igual que tú?
-La verdad es que sí, señor Marcus – dijo el llamado Edward – Espero que a él le cambien de nombre o le llamen Edward-dos.
Marcus solo bufo y volvió a mirar hacia la calle.
-Busquemos al último que queda para que podamos empezar a alimentarnos más en serio. Por cierto ¿ella que ha estado haciendo?
-Pues, verá, exactamente no esta haciendo nada. De vez en cuando ha estado yendo de visita por los lugares del pueblo, pero luego ha vuelto a la base y se ha quedado allí. ¡Ah! Tenía que decirle algo ¿sabe que se ha traído una computadora de esas que no tienen ese hilo? Portable creo que se llamaba – dijo Edward pensando en la palabra.
-Se llama portátil, Edward. Y deja que haga lo que quería, yo no la traje al mundo de la noche para que viviera alejada de la sociedad de forma no personal – aclaro Marcus.
-Si usted lo dice – dijo mientras suspiraba.
***
-¡No deberías haberme pegado, Alan! – gruñía Jeremy al brujo.
-No. Tú no deberías quejarte. Os peguemos a los dos – se defendió Alan.
Los cuatro habían salido de la casa de Alan con la misma discusión, pero por suerte para Alan y Nefarian, ni Roger ni Jeremy, sabían porque discutían en el momento en el que los dejaron inconcientes. Ahora mismo se encontraban en un callejón buscando algún rastro de vampiros, claro que, se acababan de dar cuenta de que estos vampiros sabían muy bien como no dejar rastros, porque no había nada de su paso por el pueblo, excepto claro esta, el transformado, Jon, el hermano de Janiz.
-Esto es un coñazo – dijo Roger ya harto de buscar.
-¡Eh, tú! Tranquilízate y sigue buscando. Tú tienes más experiencia que nosotros, debes de oler mejor el olor a vampiro – dijo Jeremy señalándole.
-Los que huelen a los vampiros son los licántropos – se burlo el pelopincho.
-Eso me recuerda… - Nefarian se viro hacia Alan – Deberías ponerte el perfume de licántropo duchado, porque apestas que das pena.
Alan solo se encogió de hombros e hizo una mueca con los labios y siguió buscando como los demás.
-¡Guay! – grito una sombra que caía en el otro extremo del callejón.
Los cuatros chicos se giraron bruscamente a ver de quien se trataba. Justo en ese momento caía otra persona. Los dos eran exactamente igual, excepto en la ropa; ambos eran morenos, de tez pálida y con los ojos negros y vacíos, mientras que el de la derecha vestía con unos pantalones negros al igual que el otro, tenía una camisa de color rojo y el de la izquierda de color amarillo.
-¡Tenía ganas de pegar una paliza! – exclamo el mismo de antes.
-Tranquilo Martín. Ten por seguro que los mataremos nosotros – dijo el otro.
-Claro Ricky – respondió Martín.
(N/A: ¡No pude aguantar las ganas de hacer un juego de palabras como este! Fijaos bien, uno se llama Ricky (que es el que parece más cuerdo) mientras que el otro se llama Martín. Si juntamos los nombres sale “Ricky Martín” (Para los que no sepan quien es, es un cantante ^^)
El llamado Ricky les señalo.
-¿Y bien? ¿Quiénes sois? – pregunto con cara de pocos amigos.
-¡No te incumbe! – exclamo Jeremy señalándolos a ellos.
-Vaya, se nos ha puesto chulito. Tranquilo, nos presentaremos nosotros. Yo soy Ricky y este –señala al de amarillo – es mi hermano gemelo Martín.
-Lo de gemelo ya lo vemos – dijo para si mismo Nefarian.
-¡Y ahora decidme quienes sois! – exclamo Martín.
-Sois un par de imbéciles, os creéis que porque nos hayáis dicho vuestro nombre, nosotros os diremos el nuestro – exclamo Jeremy sin dejar de señalarlos.
-El que os señala es Jeremy. El que huele a licántropo es un brujo llamado Alan y el castaño de ahí – señala a Nefarian – se llama Nefarian.
-¡Roger! – gruño Jeremy.
-Gracias por presentarnos, pero podías haberte presentado tú también – corto Alan.
-No hace falta. Ya me conoce, somos unos buenos amigos ¿Verdad Ricky? ¿Martín? – dijo sonriéndoles.
-Si es que, sabía que estaba mal confiar en desconocidos que se conocen en callejones – dijo como si nada Nefarian.
-¡¿Eres un traidor?! – pregunto Jeremy señalando a Roger.
-Nunca he sido vuestro amigo, por lo que no me podéis llamar traidor – dijo el pelopincho mientras sonreía de forma prepotente.
-Hay cada tío raro en el mundo – volvió a decir como si nada Nefarian.
-¡Nefarian! ¡Es un traidor! ¿Y tus insultos? ¿Tu sonrisa burlona y de superioridad? ¿Tú falsa valentía? – pregunto Jeremy.
-Me la olvide en casa de mis padres – dijo volviendo a sonreír de forma burlona el castaño – Por cierto, vosotros, el par de payasos ¿de qué le conocéis?
-Comprobado. Nefarian es bipolar – pensó Alan.
Los gemelos miraron con odio e ira al chico que les sonreía con burla y que insinuaba lo que ellos no querían oír. El de amarillo, Martín estuvo a punto de correr hacia Nefarian, pero en el momento en el que dio un paso, otra sombra cayo delante de él y le paro instantáneamente poniéndole un dedo en la frente.
-¿Dónde escondiste mis panecillos salados, Martín? – exclamo lo que parecía ser una chica.
Jeremy y Nefarian reconocieron esa voz enseguida, mientras que Alan le costo un poco acordarse.
-¡¡Janiz!! – gritaron los tres al unísono.
La mencionada se viro a ver de donde provenía esas voces familiares y los vio, sonrío, pero no de forma dulce, si no de forma maquiavélica y burlona.
-¡Vaya! Pero si están los tres – dijo sin borrar esa sonrisa de su rostro.
Jeremy corrió y la abrazo, abrazo que Janiz no correspondió, si no que miro hacia otro lado de forma aburrida. Jeremy se dio cuenta de ello y la soltó, le puso las manos en sus mejillas obligándola a mirarle.
-¿Qué te paso? – pregunto Jeremy preocupado.
A Janiz le hizo gracia la pregunta y se río soltándose de Jeremy y dándole la espalda. Nefarian y Alan miraban incrédulos la escena, cosa que hacia reír a los gemelos.
-¿Quieres saber que me paso? – dijo mirándole de reojo.
-Sí – asintió extrañado el moreno.
-¡Que vivo eternamente! – dijo sonriendo y dándose la vuelta.
-Pero, tú tenías una vida normal, sin peligro, podías tener una vida normal – repetía Jeremy sorprendido por el estado de la morena.
-¡Pero tú y Nefarian me ibais a abandonar!
-¡Era por tu bien y el del pueblo – explico Jeremy mirándola extrañado.
-¿Mi bien? ¡Claro que por mi bien! Estoy vivita, bueno, vivita, soy un muerto ¿no? – dijo mirando a los gemelos.
-Sí – asintieron los dos al unísono.
-¡Pero no tiene que ver! Queríamos que fueras una humana normal – recriminaba Jeremy mirando a Nefarian intentando que le ayudara.
Nefarian solo miraba lo que pasaba, boquiabierto, sin saber que decir, ni que hacer, estaba en shock.
-No se puede volver a ser normal después de haber tenido un novio y un amigo vampiro, Jeremy – dijo mirándole con falsa pena.
-Pero ¿por qué? – seguía sin creérselo Jeremy.
-Bueno, tampoco es que tuviera opción – dijo sonriendo divertida.
-¿Por qué? – exclamo esta vez agarrándola de los hombros y moviéndola levemente.
-Porque alguien debía ayudar a Marcus – respondió Janiz después de un largo silencio.
-¿Quién? – pregunto Nefarian mientras salía del shock.
-El líder de este grupo de vampiros, el que me convirtió. Yo voy a ser su novia en cuanto sea una completa – explico sonriendo feliz.
Jeremy sintió que el corazón se le paraba en seco y cayo al suelo de rodillas. No podía creer que fuera cierto lo que escuchaba, Janiz, le iba a abandonar por el líder de los vampiros que habían llegado al pueblo para matar ¡Eso es! Janiz no dejaría que nada le pasará a su pueblo natal, solo había una razón por la que permitiera una masacre aquí, que ella no lo supiera…
-¡¡Pero ellos van a matar a la gente del pueblo!! – chillo Jeremy según le llego la idea, sorprendiendo a todos los presentes.
Excepto a Janiz. Ella seguía sonriendo como si le hubiera ignorado. Se agacho para estar a su altura (recordemos que Jeremy estaba en el suelo de rodillas) y le acaricio la mejilla.
-No los van a matar. Roger te debe de a ver explicado su método. El cual conseguimos entre él y yo que lo aceptará Marcus. ¿Lo entiendes Jeremy? Ahora sí que te puedes ir del país, no te necesito. Tú me querías abandonar, pues vas a saber lo que es sentirse abandonado.
Janiz le pego una bofetada a Jeremy haciéndole caer al suelo. Nefarian se acerco y le ayudo a levantarse, evitando mirar a Janiz, que seguía como si nada y se había puesto otra vez de pie.
-Marcus quería ha alguien que vigilará a los demás vampiros que no fuera su mano derecha, Edward. Ya que Edward se deja llevar por la sangre. – continuo Janiz como si nada hubiera pasado – Pero también quería a alguien que estuviera con él, ya que se sentía solo. ¿Y que encontró? A mí.
-Mientras nosotros estábamos por los tejados, nosotros os vimos ha todos en el cine. Nosotros somos capaces de oler a los vampiros como nosotros, por eso supimos lo que erais – continuo Ricky.
-Y lo gracioso era ver a una chica tan guapa como Janiz triste. Tenía un montón de cosas positivas; era guapa, estaba sola y conocía la existencia de los vampiros. Perfecto ¿no? – continuo en esta ocasión Martín.
-Al principio ellos dos dudaron sobre si sabría mandar. Pero confiaron en su corazonada y se lo dijeron a Marcus, quien no tardo mucho en encontrarla – continuaba Roger.
-Yo fui tonta. No sabía que tenía a un vampiro siguiéndome y voy y me meto en un callejón – dijo ahora Janiz riéndose divertida.
Ni Nefarian, ni Jeremy y mucho menos Alan, creían lo que estaban escuchando. Sabían que cuando un vampiro convierte a alguien, pasa algo de su carácter y pensamientos al que convierte, pero ellos creían que Janiz era lo suficientemente valiente y sentimental para que no sirviera. Pero las cosas iban en su contra con el hecho de que ella no solo tenía tristeza porque Jeremy y Nefarian se fueran, sino que también les odiaba; por dejarla sola, después de todo lo que había pasado, lo que había sufrido, todo se fue a la basura…
-Además – continuaba con el final Janiz – Marcus es bastante guapo para negarme a convertirme en su novia y otra de las líderes de este grupo de vampiros.
-Pero ¿lo de convertir? – pregunto Alan.
-¡Wow! Alan no te había visto – río Janiz – Pues se convierten vagabundos. Al principio Marcus quería transformar a siete, pero Roger, que es muy buen chico, me ayudo a convencerle de cuatro. Nosotros no somos tan malos como aparentamos, pensamos en los humanos por si fuera poco.
-Pero ¿por qué tú hermano? – pregunto otra vez Alan.
Por primera vez desde que la vieron allí, Janiz abrió los ojos como platos y borro la sonrisa de su rostro.
-¿Qué tiene que ver mi hermano? – pregunto Janiz – Todo el grupo sabe que no puede tocarlo o Marcus y Edward se encargarían de torturarle.
-¡Esta convertido! Lo tenemos en casa de Alan, él lo encontró cuando le estaban convirtiendo – dijo Nefarian.
-Roger – dijo Janiz mirando al nombrando. Luego sonrío – Nunca creía que fueras capaz de conseguirlo.
-Ya ves. Te dije que en cuanto a cirugía salí a mis padres – dijo sonriendo orgulloso.
-¿Qué que? – pregunto indignado Nefarian - ¡¿Ese no era Jon?!
Todos los vampiros, excepto Nefarian y Jeremy (que seguía de rodillas mirando al suelo, al lado de Nefarina) se rieron a grandes carcajadas.
-Mi padre me pidió que estudiara cirugía. Lo hice a regañadientes, pero sirvió de algo aún siendo un vampiro. Janiz me dio una foto de su hermano para intentar engañaros con un convertido y ¡wala! Funciono – la sonrisa de Roger era cada vez más grande.
-¡¡¡Joder!!! – grito Jeremy levantando la cabeza.
-¡Ey! Tranquilo. Si no nos quieres ver, nos vamos – dijo Janiz como si Jeremy se tratará de un desconocido.
Jeremy estuvo a punto de decir algo cuando los otros vampiros desaparecieron.
-Dios, dime que esto es una broma – dijo Alan.
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