domingo, 13 de noviembre de 2011

Capítulo 6 - ¡Esto es la guerra, sucia bruja!

Había llamado a Jeremy, y le conté lo que había pasado. Él se lo contó a Nefarian y había decidido que ha esa cría se la cargaría y luego daría de comer con ella a los animales del bosque. La verdad, yo por un momento creí que era broma, pero estando su vida en peligro con la niña, dudo que lo haya sido. Recordé que mi hermano tenía una pistola en su habitación (Se acabo el bate de béisbol a la hora de buscar a los intrusos) y pensar en usarla. Seamos sinceros, una cosa es repararte una pierna rota, otra cosa es quitarte una bala.

-¡Janiz! ¿Has cogido algo de mi cuarto? – pregunto Jon desde la planta de abajo.

Vale, lo admito. Ya había cogido la pistola.

-¡No! Llevo todo el rato aquí – mentí.

Me vestía con un chándal corto y una camisa a tiras, para que pueda moverme con facilidad si al final si fuera capaz de regenerarse de la bala. Si lo hacía, saldría corriendo, porque aunque tenga aspecto de niña, dudo que pese y tenga la misma fuerza que una niña de su edad. Me coloqué un cinturón encima del chándal, dejando espacio suficiente para poder meter la pistola. Con la chaqueta del chándal, pude conseguir que no se viera el arma. Viendo lo que estaba haciendo parecía un agente de policía o una espía. ¡Janiz, la mata demonios! Aunque siendo sincera me moría de ganas de que la niña se muriera solita y yo no tuviera que hacer nada, excepto dar las palabras de despedida a su verdadera conciencia.

Como sabía que salir por la puerta era muy arriesgado por el hecho de que podría verme mi hermano, he decidido salir bajando del árbol. Tragué saliva mientras me situaba de cuclillas en el marco de la ventana. Levanté los pies con el impulso y conseguí agarrarme a la punta de la rama del árbol, notando como mis manos se intentaba agarrar fuertemente a la deformada rama. Mis manos empezaron a resbalarse, haciendo que mi mano izquierda se soltará, intenté hacer un esfuerzo para agarrar de nuevo la rama, pero el impulso que le di a la mano, provoco que la que hacía que aún estuviera sujeta, se soltará y yo cayera. Cerré los ojos mientras caía y preferir evitar un grito para que mi hermano no se enterará de esto si aún salgo de esta. Pero antes de tocar el suelo, noté como alguien me cogía en brazos.

-Pero ¿tú a donde vas? – pregunto una voz familiar.

Cuando abrí un ojo para ver quien era, noté como me alegraba totalmente. Jeremy me había cogido justo unos centímetros antes de tocar el suelo, con una de sus sonrisas.

-Uyy, ¡que bonito! – dijo Nefarian tras él – Os recuerdo que hay un demonio en la piel de una niña con la que debo alimentar a los animales hambrientos del bosque.
-Si aquí no hay ningún bosque en un kilómetro a la redonda – dije mientras Jeremy me dejaba en el suelo.
-¡Pues lo buscó y ya! – dijo algo molesto.
-Vale – dije.
-Veo que vas preparada – dijo Jeremy señalando mi pistola.
-Sí. Es por las buenas o por las malas – dije segura de mi misma.

Nos acercamos lentamente a la casa. En un momento se dijo que íbamos a entrar irrumpiendo y sin avisar. Pero…

-¡Demonio! ¡Suelta a la chica y sal aquí fuera hermano del muñeco diabólico! – grito Nefarian hacia la ventana.

Noté como el árbol que se encontraba a mi lado se movió débilmente. Quise avisar a Jeremy, que miraba a Nefarian con expresión graciosa, pero no me dio tiempo y la rama agarro del tobillo a Nefarian.

-¡¿Eh?! – grito sorprendido viendo como la rama lo levantaba.
-¡Nefarian! – chillo Jeremy.

No sé para que gritar su nombre si no podía hacer nada, por un momento pensé en disparar al árbol, pero Nefarian no estaba asustado, se estaba riendo.

-¡Esto es como una montaña rusa! – grito eufórico.

Miré extrañada como Nefarian se divertía siendo balanceado por el árbol. Pero esta vez el árbol lo impulsó hacia la ventana.

-¡¡Mierda!! – grito mientras se dirigía hacia la ventana.

Rompió los cristales y entro en la casa de una manera bárbara. Cuando iba a preguntar si se encontraba bien, él se levanto y se puso en la ventana, nos sonrió mientras se quitaba algunos cristales que se le clavaron.

-¡Estoy bien! – afirmo Nefarian.

Jeremy me cogió en brazos y me balanceo arriba. Allí me cogió Nefarian y me metió dentro de la casa, luego miro hacia Jeremy riéndose. Cuando me vire para mirar la habitación pude distinguir una sombra que me hizo chillar asustada.

-Bienvenidos – dijo la niña sonriendo de una manera demoníaca.

Nefarian se acerco a unos metros de ella, se agacho a su altura y la miro directamente a los ojos.

-¡Suelta a la niña demonio! – grito.
-No seas estúpido. Yo soy la niña.
-¡No me lo creo piel rojilla!

La niña frunció el ceño y agarró a Nefarian del cuello. Automáticamente cogí la pistola y apunte con ella a la niña.

-¡Suéltale o te mato! – grite al estilo salvaje oeste.

Nefarian agarró el brazo con la que le agarraba y luego con el otro brazo le pego un puñetazo en la cara. La niña seguía agarrándole, con la cabeza hacia atrás, luego volvió a mirarle con la nariz rota.

-Vaya por Dios – gimoteo Nefarian.
-¡He dicho que le sueltes! – grite empezando a enfadarme.
-Tú no te metas. Vas detrás de él – dijo mientras me miraba a mí.

Me acerqué lentamente y le apunté con la pistola.

-¡Que le sueltes! – grite mientras me desesperaba.

Pero en esta ocasión si que le soltó, pero me agarró la pistola y con una fuerza sobrenatural, me la quito de un tirón y la lanzo a una esquina del cuarto.

-No usar nada que no sepas usar – dijo mientras me cogía de la muñeca.

Tiro de mí hacia ella y me miro a los ojos. Sus ojos se empezaron a volver rojos, mientras que mi mirada se perdía en un vacío. Pero Nefarian se levanto y sacó sus colmillos.

-¡Bastardo! Te enseñare a meterte con un vampiro casi entero – gimoteó.

Cogió a la niña y la levanto por un brazo, quedando ella colgando delante de él. Le mostró los colmillos y la lanzo hacia la puerta, y antes de que cayera, le pegó un puñetazo, provocando que al caer el suelo, este se rompiera y cayera en la planta de abajo.

-La verdad, nunca había pensado que fuera tan guay hacer esto. – dijo mientras me sonreía.
-Si vas a sonreírme que sea de forma humana. Sin los colmillos – dije levantándome.
-Perdón – dijo volviendo a ser normal.

Fui a asomarme por la ventana y allí estaba Jeremy, intentando escalar por la pared de la casa, hasta que se dio cuenta de que le estaba mirando, se viró hacia mí.

-¿Estáis bien? – pregunto.
-Completamente genial – dijo Nefarian acercándose al marco de la ventana.

Noté como algo me empujaba y me caí de la ventana, encima de Jeremy. Él se levanto y me ayudo a levantarme.

-¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? – dijo frenéticamente.
-¡¿Cuándo te vas a morir maldito demonio?! – grito Nefarian desde lo alto de la ventana.
-Vale. Ya veo que ha pasado – dijo Jeremy – Agárrate de mí, y así subimos los dos. Si veo que me caigo, que espero que no, intenta caerte de pie.
-Vaya. No me había dado cuenta de que eso es lo que se hace cuando uno se cae – dije irónicamente.

Me agarre a Jeremy y él empezó a subir, bueno más bien ha intentarlo. Cuando llego arriba, se sujeto a la ventana y dijo que fuera yo primero, hice lo que me dijo y luego le ayude a subir.

-¿Dónde esta Nefarian? – pregunto mirando la habitación.

Yo le señale el agujero que había hecho cuando tiro a la niña. Jeremy se acerco y asintió, y luego saltó por el agujero. Yo recogí la pistola y salté, cuando llegué Nefarian estaba mirando al techo delante de Jeremy.

-¿Qué pasa? – pregunté desconcertada.
-Se me ha metido algo en el ojo – dijo Nefarian.

Suspire aliviada. Por un momento creí que le había pasado algo, pero las cosas malas con Nefarian siempre resultan cosas buenas ¿Por qué será?

-Intente matarla, pero huyo – dijo mientras señalaba la puerta de enfrente.
-Vaya. ¿Huyo de ti? La habrás asustado con tu cara – rió Jeremy.
-Ja. Ja. Es el mejor chiste del mundo. Me lo voy a cargar, tanto el demonio como cuerpo de la niña – dijo mientras se dirigía hacia la puerta que tenía enfrente de él.

Jeremy fue tras él, y yo, a la punta atrás intentando que las lágrimas de miedo no me salieran, llegaban con retraso.

-Vaya. Veo que no os cansáis, despreciables vampiros – dijo mientras se mostraba en la oscuridad de la habitación.

Quería decirle que yo no era un vampiro, pero ella ya lo sabía, además de que solo podía soltar un gemido cuando habría la boca.

-¡Tú! Demonio loco. Esta vez, te mataré a ti, tanto al cuerpo con el que te proteges – dijo Nefarian mirando desafiante.
-¿No lo vas a entender nunca? – dijo la niña mirando con sorna.
-A mi no me engañas piel rojilla – dijo Nefarian.
-Tu cerebro ya hace ese trabajo.

Nefarian miro asesinamente a la niña y luego le pegó en la patada en la cara que ella no esquivo. Miro a Nefarian, y esta vez la sangre se deslizaba de un profundo corte que le había en la mejilla.

-Vaya. Es como si te gustará sufrir – dijo sonriendo.
-A eso se le llama masoquista – conseguí decir.
-Los masoquistas sois vosotros por haberos atrevido a entrar – dijo mientras me miraba fijamente.
-¡Eso díselo a tu mascota! El arbolito de los cojones – dijo Jeremy matando con la mirada a la niña.

Ella esbozó una amplia sonrisa y sin pronunciar palabra, empujo con fuerza a Nefarian, y este chocó contra Jeremy, saliendo los dos de la habitación. La puerta se cerró por completo y yo me quedé allí atrapada.

-¡¡Ayudadme!! – grite golpeando la puerta.

Jeremy y Nefarian empujaban la puerta desde el otro lado, con el mismo resultado que el mío, la puerta no se abría.

-Nadie puede salvarte Janiz – dijo mientras se acercaba a mi espalda - ¿Jugamos a las muñecas?

Me vire sorprendida, viendo su cara de inocente y su sonrisa infantil. Podría ser un demonio, pero estaba en el cuerpo de una niña pequeña.

-¡Por favor! – conseguí suplicar.
-¿Qué quieres que haga? Tú y ese dichoso vampiro matasteis a mi padre.
-¡¡No!! Tu padre no esta muerto. Esto es un malentendido.
-Mi padre esta muerto, lo vi en la tele.
-¡No! ¡no! y ¡no!. Tu padre está en un manicomio.
-¿Esta vivo? – dijo mirándome de lado.
-Sí – murmuré mientras me deslizaba de la puerta hacia el suelo.
-Yo… creía que estaba muerto – susurro.
-No lo esta. Esta vivito y coleando – dije esbozando una tímida sonrisa.
-Lo siento – dijo sentándose a mi lado.
-Esto es increíble. Primero querías matarme y ahora te sientas conmigo y me pides perdón.

Encima de nuestras cabezas, un hacha perforo la puerta. Las dos chillemos asustadas y nos alejamos a gatas. La puerta cayó al suelo y pasando con el hacha en la mano estaba Nefarian.

-Por poco me olvide de que tu padre es un cazavampiros – dijo Nefarian.
-¡¡Espera!! – grite poniéndome delante de él.
-¡¿Qué le has hecho a Janiz?! – grito preocupado Nefarian.

Yo le pegué un ligero puñetazo en su brazo derecho mientras me reí.

-Ella creía que matemos a su padre. Yo le dije que estaba vivo, ¡se acabo todo! – dije mientras elevaba los brazos al aire.
-¿De verdad? – pregunto Jeremy a la niña.

Ella asintió con el miedo en sus ojos. Era extraño, antes tan valiente y ahora tan cobarde, era igual que yo hace unos minutos. Jeremy me cogió la mano y luego me abrazo.

-¡Cursis! –gruño Nefarian – Y ahora ¿qué le voy a decir a los animales del bosque sobre su comida?

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