El problema llegó en cuanto vino Melanie. Todos esperábamos en la fila para poder pedir nuestro ingreso en el periódico escolar, pero para ella era imposible esperar en una fila. Cuando llego a la altura del primero de la fila (después de hacer que la gente se cabreara y le dijera de todo), empezó a contar hasta a 5 para que él se quitará y le dejará ahí, a no ser que quisiera enfrentarse a un Ken enfadado.
-Yo no me voy, vete a la cola – dijo el chico mirando amenazante.
-Yo que tú hubiera tenido cuidado – dijo Melanie sacando el móvil de su bolsillo.
Antes de que ella pudiera mandar un mensaje, le agarré de la muñeca mientras meneaba la cabeza. Ella soltó un chillido mientras intentaba que le soltará la muñeca. Cuando vi que jalaba hacia atrás, la solté y cayó al suelo. Soltó un chillido aún más agudo que el de antes y las otras animadoras corrieron a socorrerla; la ayudaron a levantarse, le comprobaron la manicura, la peinaron (¿De dónde ha salido ese peine?) y luego le limpiaron la parte trasera de su larga falda rosa. Cuando ya estuvo completamente igual que antes, me miro intentando matarme con la mirada. Yo le señale con la cabeza el suelo. Ella al principio no miro, luego miro al suelo, y allí se encontraba su móvil, partido por los lados. Esta vez el grito fue tremendo.
-¡Que me dejas sorda! – le grite mientras ella estaba de rodillas en el suelo mirando a su ya “fallecido” móvil.
Ella me ignoró y luego cogió el móvil con las dos manos, como si cogiera agua en un río, y se fue corriendo mientras sollozaba. ¡Estoy motivada desde lo de los cazavampiros! Se acabo lo de que se meta conmigo. Los de alrededor me sonrieron. El que estaba detrás mía en la fila, me dijo que me pusiera donde estaba antes, yo asentí mientras le daba las gracias.
Cuando me llegó el turno de entrar me puse muy nerviosa. Allí se encontraba una silla vacía, y delante otra silla, ocupada por un profesor bastante joven, de pelo castaño y de piel pálida. Cuando vio que entré me señalo la silla, yo me senté y noté que estaba nerviosa (¡Ni que estuviera buscando trabajo!).
-Antes que nada, déjame felicitarte por lo de aquellos tipos a los que le pegaste esa paliza – dijo riendo.
-Estaban locos no era nada muy difícil – improvise para mantener la mentira.
-Bueno, para mí no ha sido fácil viendo las pintas que tenían en el periódico. Bien, vamos a lo que has venido. Dime tu nombre, tu edad, lo que te gusta, lo que odias y como te definirías de especial en el instituto – dijo cogiendo un bolígrafo y una libreta pequeña que tenía en el suelo al lado de la silla.
-Pues, me llamo Janiz Stark; tengo 17 años; me gusta leer, el fútbol y mi ordenador; odio a los tíos que me atacan-(Los cazavampiros, vagabundos, lo próximo será un hombre lobo)-y soy una de las alumnas más normales que habrá en este centro.
Él asintió y empezó ha escribir en la libreta. Luego volvió a mirar hacia mí y ha juzgar por su sonrisa supe que ya tenía una posición para mí.
-Eres la nueva reportera del equipo de fútbol del centro – dijo con una gran sonrisa.
La sonrisa era contagiosa, porque yo también sonreí. Aguante un grito de alegría y me límite a darle las gracias. Pero una cosa me dejo con la duda ¿Lo único que saco en claro era que me gustaba el fútbol? Me levanté de la silla y salí del aula, el aula a la que a partir de ahora iba a ver casi todos los días de la semana. Cuando pensaba alejarme me tropecé con algo y casi me caigo, pero aguante el equilibrio. Al mirar el suelo, pude ver un trozo de móvil.
-Vaya, se ha olvidado de un trozo – dije con una voz falsamente melancólica.
Me dirigí hacia el aula de descanso para darle la noticia a Lucas y a Jessica. Pero me encontré antes a Jeremy. Al verme vino hacia mí con una sonrisa.
-¿Qué tal? – pregunto.
-Bien ¿y tú? – respondí y pregunte.
-Bien también. Oye, Nefarian me dijo, que te preguntará que tal con los vecinos – dijo pensativo.
-¿Vecinos? ¡Ah! Los de enfrente. Pues, he visto a la niña varias veces jugando en el jardín, y cuando me mira, lo hace como intentando matarme con la mirada. Aunque es normal, habiendo provocado que se llevaran a su padre a un manicomio.
-Sigo sin saber como fuiste capaz de entrar otra vez al restaurante con unos cazavampiros enormes allí.
-Entrando por la puerta – dije riendo entre dientes – Pero por suerte le rompí la nariz a uno de ellos y lo dejé lo suficientemente inconciente para que no se levantará hasta 4 horas mínimo.
-No sé quien me da más pena, si los cazavampiros porque les hayan ganado una chica y un chico de menos de 19 años, o Nefarian porque le haya salvado una chica.
-Las dos cosas son de pena.
Jeremy se puso a mi lado, paso su mano por mi hombro y luego mientras giraba la cabeza para ver su cara, acerco sus labios a los míos, y me besó. Me había besado delante de todos, quienes miraron sorprendidos. Cerré los ojos y dejé que me besará. Cuando se separó, me miro sonriendo y luego miro a los de alrededor.
-Un chico tiene que ser lanzado – dijo a los demás.
Noté como me sonroje, lo primero que me vino a la cabeza, es saber que haría mi hermano si se enteraba de esto, pero ¡¿es que nunca puedo pensar nada sin saber lo que haría mi hermano si se enteraba?!
-Bueno, ¿quieres venir conmigo a la pizzería donde te consideran una heroína? – dijo sin dejar de sonreír.
Yo asentí y luego le devolví la sonrisa. Se despidió y yo seguí mi camino hacia el aula de descanso. Caminaba por los pasillos con la vergüenza pisándome los talones. Llegué al aula de descanso y allí vi a Lucas y a Jessica. Lucas tenía una gorra puesta hacía un lado, y estaba comiéndose un bocadillo. Jessica encambio se encontraba con un libro delante, y llevaba por primera vez desde que la conozco, una coleta alta. Me acerqué a ellos, y me senté en la silla de siempre.
-¿Qué tal con lo del periódico? – pregunto Lucas con la boca llena.
-Primero, no hables mientras comes, y segundo, ¡soy la reportera del equipo de fútbol! – dije sonriendo.
-Eso es genial – dijo Lucas.
-¿Sabes lo que significa eso? – pregunto Jessica ansiosa.
-¿Qué puedo hablar de fútbol? – dije al azar.
-Que conocerás a los del equipo de fútbol – dijo con una sonrisa mientras lo pensaba.
-Lástima por ellos.
-¿Por qué? – pregunto Lucas, esta vez sin nada en la boca.
-Pues, Jeremy me… me ha besado – dije mientras me sonrojaba.
Lucas y Jessica se miraron el uno al otro sorprendidos, luego volvieron a mirarme incrédulos, como si fuera increíble que alguien me besara. Si ellos supieran lo que es Jeremy en realidad estarían igual de chafados que yo en el primer momento, pero viéndolo de ese modo… ¡tengo un novio vampiro!
-¿Lo dices en serio? – pregunto Jessica con la boca abierta.
-Sí – respondí segura de mí misma.
-Ya has visto Lucas, eres el único al que le falta su primer beso – dijo mirando a Lucas.
-¿Y a ti cuándo te han besado, Miss Maravilla? – dijo con cierto tono de sarcasmo - ¿No me digas que el primer beso te lo ha robado Heperi?
-Pues no, cabeza hueca, mi primer beso lo tuve con uno de mis compañeros del colegio – dijo mirando al techo.
-¿Tan joven y ya tirabas a dar? – pregunto Lucas, que ya se termino el bocadillo.
-¿A qué te refieres? – pregunto confusa Jessica.
-Que si cuando eras joven ya buscabas a tu hombre perfecto – dije dejando a Lucas con la boca abierta para decirlo.
Aunque no hablo, con el movimiento de los labios pude saber que decía “Me lo has quitado de la boca”
-Que va, si estuviera buscando al hombre perfecto, lo hubiera buscado fuera de esa colegio – dijo Jessica mientras sacaba de su mochila un sándwich de jamón – Por cierto, yo creía que tu novio era el otro chico.
-¿El otro chico? – pregunte repasando mi memoria.
-Sí. El amigo castaño de Jeremy – dijo Jessica señalando su pelo (aún que ella era rubia).
-¿Nefarian? – pregunte con los ojos abiertos como platos.
-¿Se llama así? – pregunto con una sonrisa.
-Sí. Pero ¿por qué creías que era mi novio?
-Porque habíais tenido una cita en aquella pizzería donde le pegaste la paliza a aquellos majaretas.
-No era una cita. Me lo encontré allí – mentí.
Aunque la verdad era que nos pusimos allí para escondernos y saber donde estaba escondido el primer cazavampiros. Ella me miró como si viera la mentira en mis ojos, luego asintió y siguió a lo suyo. El resto del tiempo nos lo pasemos en silencio, al igual que el resto de las clases, igual de aburridas que siempre. Ahora entiendo porque Nefarian y Jeremy quisieron cambiar de vida. Cuando termino la última hora, me intenté despertar a mí misma, me despedí de Lucas y Jessica, quisiera haberlo hecho de Jeremy, pero no lo encontraba en su planta, así que me fui. Aunque era de día y había muchísima gente, me mantenía lo suficientemente alejada de los callejones o edificios abandonados, no quería ningún susto como el del sábado con aquel vagabundo.
Cuando llegué a mi casa, me dispuse a abrir la puerta, cuando algo suavemente jaló de mi mochila. Me viré y allí estaba la niña de enfrente, mirándome directamente a los ojos, con lágrimas contenidas y una expresión fría y diabólica.
-Dile a tu amigo vampiro que va a sufrir mucho lo que le hizo a mi padre – dijo la niña tranquilamente.
Parecía como si hubiera estado poseída por un demonio o algo. Mi piel se erizo por completo tras sus palabras, mientras que la niña se alejo caminando de espaldas, sin dejar de mirarme. De repente, un coche se la llevó por delante cuando cruzaba la carretera. Solté un chillido en cuanto volvió a caer al suelo, me puse las manos en la boca.
-¡Oh, Dios mío! – grite acercándome a la niña.
Cuando le puse dos dedos en el cuello para tomarle el pulso, vi que no tenía. Se había roto una pierna y sangraba por la nariz, mientras que tenía los ojos abiertos con una expresión de asombro ¿Qué le diría a la madre?. Cuando me puse las manos en la cara para evitar mirar la escena, noté como algo me rozaba. Me quite las manos de la cara y grite más fuerte que antes, la niña se había puesto de pie con la pierna rota y la nariz sangrándole. Era imposible, no tenía pulso, ¿como podía estar de pie como si nada hubiera pasado? La niña se agarro la pierna rota y la movió, un brusco crujido sonó y la niña volvió a andar como antes, mientras se limpiaba con la mano la sangre de la cara.
Jon salio de casa corriendo y se acerco a mí. Me agarró y me ayudo a levantarme, y me llevó así casa. Me sentó en el sillón y me trajo un vaso de agua, mientras yo miraba a través de la ventana y veía como la niña seguía jugando como si no hubiera pasado nada. Recordé la cara que tenía mientras echaba a andar hacia la carretera, era como si solo hubiera hecho una demostración de lo que era para acojonarme o algo. Recordé lo que dijo sobre hacer sufrir a Nefarian, con una niña así, una madre está más segura que con una casa blindada. El padre no era así, ¿por qué ella sí? Teniendo una vecina así, tengo claro que por las noches no voy a dormir una mierda.
-¿Por qué gritaste antes? – pregunto Jon después de volver de la cocina.
-Por nada, como había sangre en el suelo, me había asustado – mentí.
Si mi hermano se entera de esto nos mudaríamos enseguida y hasta podría quemar a la niña con un lanzallamas, hasta tiraría una granada a su casa. Él por protegerme es capaz de todo, eso si que es reconfortante en este momento, pensar que la niña vuele por los aires o se haga carbón es los más bonito que me ocurrirá en la vida.
-Bueno ¿qué tal el día hoy? – pregunto Jon sonriendo.
Ups. Ahí si que me era difícil imaginarme algo rápido. Si le digo lo de reportera estará orgulloso, pero lo del beso…
-Pues, soy la nueva reportera en el periódico del equipo de fútbol del centro – dije sin contemplaciones.
-¡Eso es fantástico! – dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
-Sí – dije con una falsa sonrisa de ánimo.
Me fui de allí lentamente hasta mi habitación. Cuando vi la puerta, esperaba encontrarme a Nefarian en el árbol que estaba al lado de la ventana y advertirle de lo que paso, pero no estaba ahí. Me senté en la cama, al lado de Trien, que estaba dormida e ignoraba mi presencia. No podía creer que vida más triste me había tocado, vampiros, cazavampiros, niñas embrujadas… ¿seguros que no se ha equivocado el destino conmigo? Me parece improbable que sea así, si el destino me ha elegido a mí, es por algo. Me hace feliz el hecho de que pueda ser importante en algo, pero, en este momento, no me entusiasma la idea de que en este “algo” entre una niña embrujada y más cazavampiros.
Pero, si lo que quiere es hacer sufrir a Nefarian por lo de su padre, yo podría ser la siguiente al haberle ayudado a acabar con él. ¡Yo me inventé la historia! Yo creía que moriría con un bastón en la mano, luego que me mataría un vagabundo de dientes amarillos, más tarde un vampiro, y ahora una niña que se regenera y da más miedo que el muñeco diabólico.
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