El día transcurría sin incidentes. Me encontraba sentada en mi cama leyendo un libro que Jon me regalo hace unas semanas. En la noche anterior Jeremy me había explicado todo lo que yo quise saber.
Parece ser que en realidad solo era un vampiro en apariencia y la mitad de la fuerza de un vampiro normal. Solo tenía 5 meses convertido y dentro un mes sería totalmente un vampiro. Había dicho que necesitaba 6 meses para que su cuerpo se convirtiera totalmente, eso quería decir que en un mes no podría salir a la luz del Sol y tendrá que empezar a beber sangre; además de ser más rápido y muchísimo más fuerte.
-Así que tú eres Janiz – dijo una voz proveniente de la ventana situada al lado de la cama.
Levanté la cabeza y divise a un chico castaño que me resultaba extrañaba familiar. Se encontraba encima de la rama de un árbol que estaba a 2 metros de la ventana. El chico se puso de cuclillas en la punta de la rama y luego saltó por la ventana entrando en la habitación. Se puso completamente de pie, me miró de arriba a abajo y luego sonrió.
-Mucho gusto en conocerte – dijo estrechándome la mano – Soy Nefarian.
Enseguida recordé donde había visto a este chico antes. Fue en la fiesta de anoche, en la casa de Larry.
-¡Tú eres el amigo de Jeremy! – dije asombrada.
-¿Te ha hablado de mí tan bien como me ha hablado de ti? – dijo con una sonrisa ilusionada.
-Sin ánimo de ofender, pero, no me a hablado de ti – dije sonriendo nerviosa.
Miro con una cara falsamente decepcionada como si fuera normal que nadie hablará de él.
-Entonces ¿cómo me conoces? – dijo sentándose en mi cama.
-Te vi en la fiesta de Larry, anoche – dije – Por cierto, no te he invitado a sentarte.
-Ah, si, la fiesta de aquel chico – dijo ignorando lo segundo.
-Y ¿tú dices que Jeremy ha hablado bien de mí? – dije sonrojándome.
-Claro. Y anoche cuando llego al piso me contó lo que ocurrió. Si no fuera por él… - no terminó la frase.
-¿Eres su hermano?
-¿Quién? ¿Yo? ¡Para nada! Vivo con él porque nos escapemos de casa el mismo día. El plan fue un éxito – dijo con aire triunfador.
-¿Os escapasteis de vuestras casas? Jeremy no me dijo nada.
-No hace falta decirlo.
-Ups.
-¿Qué pasa?
-Mi hermano está en casa. Si se entera de que estás aquí llamará a la policía.
-Pero ¿si digo que soy tu amigo?
-Un amigo que ha entrado por la ventana en vez de la puerta principal ¿no?
-Bueno, dile que vas a salir a tomar el aire y damos un paseo y seguimos hablando.
Me lo pensé, y luego asentí. No me gustaba la idea de ir con un vampiro pero, ya que podía aprovechar para hacer amigos de otra especie, no podía tirar la oportunidad a la basura. Nefarian salto por la ventana hacia la rama del árbol y se agarró de ella. Se columpio balanceándose con sus brazos y luego salto haciendo 3 volteretas en el aire, cayó de pie y me sonrió. Luego hizo una reverencia como un miembro de un circo al acabar su función.
-Vaya – dije aplaudiendo.
Bajé corriendo las escaleras y fui hacía el garaje. Jon estaba allí intentando arreglar el motor de su coche.
-Oye Jon. Me voy con un amigo a dar un paseo – dije dando un chasquido intentando llamar su atención.
-¿Qué amigo? – dijo dándose la vuelta.
Tenía la cara totalmente negra del humo del coche y eso me hizo soltar una pequeña risita que provoco que Jon hiciera un leve gruñido.
-Uno y ya – dije saliendo por la puerta antes de que volviera a preguntar.
Cuando salí por la puerta principal, Nefarian estaba de espaldas a la puerta, mirando fijamente la casa de enfrente. Me puse a su altura y mire por un segundo la casa.
-¿Qué pasa? – pregunte mirando el rostro serio de Nefarian.
-Me han visto – dijo sin dejar de mirar la casa.
Moví la cabeza y divisé en una ventana una niña de unos 8 o 9 años que estaba al lado de una cortina, como si se hubiera escondido.
-Solo es una niña. Podría pensar que eres un acróbata. Puede que lo que hiciste no se vea todos los días, pero no creo que piense nada malo.
-No es una niña cualquiera. La mirada de la niña muestra una ligera parte de odio e ira hacia mí.
-¿Quizás un acróbata se cayó encima de algún familiar o amigo y lo mató o le dejo en coma?
-Su padre
-¿Qué? ¿Un acróbata se cayó encima de su padre? Pobrecita…
-No. Su padre podría ser un cazavampiros y le ha explicado la diferencia entre un vampiro y un humano.
-¿A una niña?
-Si fueras alguien que sabe que existen los vampiros y lo que hacen ¿cómo protegerías a tu familia cuando vaya sola por las calles?
Me quedé sorprendida y mire hacia la ventana. La niña se alejo rápidamente mientras tapaba el interior de la casa con la cortina.
-Será mejor que nos vayamos ya. Puede que esa simple acrobacia me haya costado mi vida – dijo dejando de mirar la ventana.
Caminemos a paso rápido hasta que por fin lleguemos a una zona bastante alejada. Unas cuantas preguntas se agruparon en mi cabeza y sabia que Nefarian sabía responderlas como yo quería.
-¿Cómo se convirtió Jeremy? – pregunte mientras Nefarian jugueteaba con su reloj.
-Pues… Jeremy y yo nos convertimos por el mismo tío, en el mismo lugar, y con unos 6 o 7 segundos de diferencia – respondió pensativo.
-¿Cómo? Es más ¿por qué dejasteis que os atrapará?
-Pues mira, te contaré lo que paso. Después de estar aburriéndonos tanto por las tardes y vivir una vida monótona y sin sentido. Decimos descubrir una nueva vida. Para eso, tuvimos que meditarlo seriamente, nada de bromas y luego echarse atrás.
-¿Y decidisteis la vida de vampiro?
-Bueno, en un principio queríamos ser delincuentes – dijo riendo entre dientes.
-¿Y entonces?
-Estábamos en un parque vacío por la noche. Entonces paso un tío corriendo con una pistola de flechas cargada y que no paraba de mirar hacia los tejados. Supimos enseguida que era un cazavampiros. ¿Quién sino en su sano juicio correría por las calles con una pistola de flechas mirando a los tejados?
-¿Un tío que este demente?
-Pues no. Enseguida Jeremy y yo nos miramos, y con esa sola mirada elegimos nuestro destino. Perseguimos rápidamente al tío, rápidos, pero sigilosos. Entonces entró en un edificio abandonado. Sabíamos que no podíamos conseguir que el vampiro nos convirtiera así como así. Por eso antes de entrar cogimos unos pedruscos y nos lo llevemos con nosotros mientras subíamos.
-¿Pensabais que el vampiro os convertiría por que llevarais unos pedruscos que le abren la cabeza a cualquier humano?
-Tú lo has dicho a cualquier humano. Los pedruscos eran para matar al cazavampiros.
Me quedé paralizada. Pensaban matar a un cazavampiros…
-Pero ¡era humano!
-Era una vida peligrosa. Tardé o temprano moriría por un vampiro. Solo hicimos el trabajo de otro.
Me quedé en silencio. No podía pensar la idea de que matarán a un humano, uno que en aquel momento era como ellos.
-Bueno ¿sigo contando? – pregunto sonriendo.
Asentí tristemente y él siguió.
-El cazavampiros estaba apuntando al vampiro cuando subimos. Rápidamente nos abalanzamos sobre él y le peguemos con los pedruscos en la cabeza, algo asqueroso ya que salto mucha sangre, hasta parte del cerebro y no veas que…
-¡Basta! Eso no hace falta que me lo expliques – dije meneando la cabeza.
-Vale, vale. Pues después de matarlo, el vampiro nos miro sorprendido y nos aplaudió, diciendo que era increíble que unos niños como nosotros pudieran con alguien como un cazavampiros. Le dijimos que queríamos convertirnos en vampiros y él se limito a reírse en nuestras narices. Al final le convencimos, y él acepto. Nos dijo todo lo que debíamos saber sobre lo que pasaría cuando nos mordiera. Nos explico que tendríamos vida eterna y nunca creceríamos, que solo durante unos meses podemos salir de día y todo ese rollo que te habrá contado Jeremy; y que mientras tanto lleváramos una vida normal. Pero que debíamos tener cuidado con transformarnos delante de la gente. –dijo. Luego elevó los brazos al aire - Ahí empezó la historia de nuestras vidas chupasangres.
Se puso a sonreír orgulloso. Si estuviera como él, lo vería como algo bueno, pero, desde donde lo veía yo, no era tan bueno; no podían salir de día, matarían a las personas y tendrían que perder a su familia.
-¡Oye! Vosotros dos – dijo una voz a nuestras espaldas.
Cuando nos dimos la vuelta vimos a un tipo moreno. Llevaba gafas de Sol y vestía totalmente de negro. El hecho de que su chaqueta se viera hinchada me hacía pensar que hay llevaría algo, como una pistola o cuchillo (¡Este tío se ha escapado de “Matrix”!)
-¿Qué quiere? – dijo Nefarian con una mirada asesina.
Si las miradas matarán, ese tío ya estaría lo suficientemente muerto para que ni lo reconozcan. Él hombre devolvió la mirada y acerco su mano hacia un lado de la chaqueta.
-Mi hija dice que has estado haciendo acrobacias en un árbol. No creo que seas ni acróbata ni que vengas de un circo, así que será que mejor que me expliques – dijo el hombre.
-¡Ah! Su hija es aquella chica de la ventana. – dijo Nefarian sonriendo.
-Pero ¿cómo hiciste las acrobacias?
-Pues las hice, no hay ningún truco – dijo Nefarian levantando las manos a la altura de los hombros.
-¡Oiga! No tenemos porque dar explicaciones a un desconocido. Usted podría ser un traficante o un vagabundo con ganas de matar – dije dando un paso hacia delante.
-¿Un vagabundo con ganas de matar? ¿A qué viene eso? – pregunto el hombre alzando una ceja.
-Deberías haberte callado – me susurro Nefarian.
-¿Es qué te ha atacado un vagabundo? – pregunto el hombre mirándome de arriba a abajo.
-Bueno… sí. Anoche, pero vino la policía a tiempo – mentí.
-Niña. Yo trabajo en la policía y ayer no paso absolutamente nada de eso en lo que nos han informado – dijo acercando más su mano al lado de la chaqueta.
-¡Vale! Esta bien. Lo confieso… ¡Estaba borracha! ¡¡No se lo diga a mi hermano!! - volví a mentir.
-Los jóvenes de hoy en día estáis todos los días con la cerveza, de aquí a allá – dijo mientras se viraba hacia Nefarian - ¡¿Y tú?! ¿También estabas borracho cuando colgabas del árbol?
Nefarian miro asombrado al hombre y luego asintió tristemente.
-¡Pero yo ya soy mayor de edad! Tengo 18 – dijo buscando su cartera.
-No hace falta que me lo enseñes chico – dijo quitando la mano de la chaqueta y meneando al cabeza – Perdonadme entonces. Es que hoy en día, pasan cosas muy raras.
El hombre se despidió de nosotros, dio media vuelta y continuó su camino. Nefarian suspiro aliviado.
-De nada – dije dándole un codazo.
-Gracias Janiz – dijo sonriendo satisfecho.
En ese momento supe que ser un vampiro tenía otros problemas más graves que perder la familia, y era el hecho de tener que huir de los cazavampiros.
-Por cierto. ¿Hay más vampiros en la ciudad? – pregunte intrigada.
-¡Ni idea! – dijo bostezando – Estoy aprovechando mi vida antes de que solo pueda salir por la noche, es decir, que no estoy despierto por las noches.
-¿Qué tiene que ver? – dije intentando evitar que me pegará el bostezo.
-Pues que los “completos” salen por la noche – dijo señalando en su reloj la medianoche.
Asentí insinuando que lo entendía (Seamos sinceros, no tiene mucho sentido).
-¿Sabes donde tiene Jeremy mi gorra? Se la presté ayer en la fiesta y no me la devolvió. – pregunto Nefarian tocándose el pelo.
La gorra… ¡Claro! La que llevo puesta Jeremy cuando me salvo en el callejón de aquel loco de dientes amarillentos.
-Así, siento curiosidad – dije volviendo a la conversación.
-¿Por? – pregunto Nefarian esperando mi pregunta.
-¿Tú no vas al instituto a terminar bachillerato?
-Bueno… hace unos meses, pensé dejarlo. ¡Y lo he hecho!
-¿Por qué? ¿Tenias problemas con los demás?
-No, no… Nada de ese rollo. Simplemente me aburrí.
-Oye Nefarian. Yo me voy yendo ya. Si no mi hermano se pondrá nervioso.
-Es muy controlador – dijo riendo.
-Bueno, venga. ¡Adiós! – dije despidiéndome.
Fui por donde vine hacia mi casa. En vez de correr, estaba trotando. No pude evitar mirar hacia un lado, donde había un callejón. Allí había una persona, le reconocí enseguida, era el cazavampiros; nos estaba siguiendo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario